domingo, 17 de enero de 2010

COMENTARIOS SOBRE LA OBRA






Rafael Prats Rivelles 
Escritor y Crítico de Arte.
Director de la Revista Tendencias en las Artes y el Diseño.


EL EFECTO SORPRESA EN LA PINTURA DE ANA MAYOL

En una entrevista publicada el pasado mes de junio, le preguntaron a Ana María Matute: «Escribe para encontrarse a sí misma. ¿Cómo va la búsqueda?» y la ilustre escritora respondía así: «Ya me encontré hace tiempo€ pero me rechacé y me volví a encontrar. Me he encontrado y reencontrado muchas veces, pero siempre queda un rinconcito€ Queda como un ansia, porque el ser humano siempre persigue algo que no sabe lo que es€ y eso ayuda a vivir».

La frase me gustó y me la guardé para mejor ocasión. Ahora ha llegado el momento y la he colocado al frente de un texto que me ha sugerido la pintura de Ana Mayol, y que aparece en el libro-catálogo que el Ayuntamiento de Burjassot, su localidad natal, ha editado con motivo de su exposición En Quadro. El volumen cuenta con otro título curioso: Pinto y punto.

La muestra, que puede visitarse hasta el próximo día 30, se halla instalada en la Casa Municipal de la Cultura que, ahora tiene otra denominación, pero que fue inaugurada hace 21 años precisamente con otra individual de Ana, a cuya inauguración también asistí.

Siguiendo con el texto, os diré que lo he titulado El efecto sorpresa infinita, recordando otra frase de las que dejan huella. Se trata de una reflexión del escritor Enrique Vila-Matas, tomada de su libro "París no se acaba nunca" (Editorial Anagrama, Barcelona, 2003, página 160). Dice así: «Cuando me preguntan si los textos los tengo organizados en la cabeza antes de escribirlos o bien se desarrollan sorprendiéndome a mí mismo a medida que avanzan, siempre contesto que en la redacción siempre se producen sorpresas infinitas. Y es que por suerte es así, porque la sorpresa, el sesgo repentino, la frase que se presenta en el momento preciso sin que se sepa de dónde viene, son el dividendo inesperado, el fantástico empujoncito que mantiene vivo a un escritor».

El paralelismo entre las diversas expresiones artística resulta frecuente. Gillo Dorfles, cuando analiza determinadas estéticas contemporáneas, no se ciñe a la pintura, la escultura, el dibujo, el grabado, etcétera, sino que ampliaba la relación al diseño, a la danza, a la poesía. Y es que, a la postre, son ramas del mismo tronco, el tronco de la creatividad. Ni que decir tiene que la confesión de Vila-Matas a propósito de su escritura se puede aplicar, en buena medida, al trabajo pictórico de Ana, a quien me figuro pintando en su estudio, aceptando ese «fantástico empujoncito», beneficiándose del efecto sorpresa infinita que una abstracción bien entendida puede proporcionar al artista.

En estos días, en que todo cuanto nos rodea parece ideado para que salgamos de nosotros mismos, un recorrido por la singular pintura de Ana nos puede propiciar una vuelta hacia nuestro interior y conducir a la reflexión de que lo superfluo no nos lleva a ninguna parte.






Francisco Agramunt Lacruz
Doctor en Ciencias de la Información y Doctor en Bellas Artes por la U.P.V..
Académico de Bellas Artes de San Carlos de Valencia .
Miembro de la Asociación Valenciana de Críticos de Arte (AVCA), de la Española (AECA) e  Internacional (AICA).
Miembro de la Asociación Valenciana de Críticos Literarios.


DICCIONARIO DE ARTISTAS VALENCIANOS DEL SIGLO XX (1999)

El mundo pictórico de Ana Mayol es original y propio, no existen influencias, ni contaminaciones, ni concesiones, ni modas, por cuanto supone un reflejo intimista de su propia personalidad. Su pintura, de carácter personal y experimental, ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, pasando por distintas etapas. En la década de los 80 desarrolló una pintura de corte expresionista en la que los seres y los objetos se reconocían a pesar de la deformación. La atraían los bodegones, las figuras y los paisajes, temas que, a pesar de su contenido expresivista, estaban sumergidos en una cromática musicalidad, en una armonía que sostenía con disciplina en cada cuadro y cambiaba bruscamente de sentido en el rectángulo siguiente.

En la década de los 90 se sumergió enteramente en la abstracción gestual, caracterizándose su obra por su extraordinaria economía de medios que utilizaba y su profundo sentido musical, al extremo de titular algunas de sus composiciones con los nombres de grandes compositores. La base formal de esta pintora de carácter "polifónico" se halla contenida en establecer relaciones entre líneas y manchas con el propio cromatismo.

Hay obra suya en el Museo de Albacete y en numerosas colecciones privadas.





Rafa Marí
Escritor y Crítico de Arte.


DELICATESSEN ANA MAYOL

«Ganar delicadeza sin perder fuerza, ése es el problema». Raymond Thornton Chandler.

La pintora Ana Mayol ha titulado con un rico juego de palabras su última exposición, 'Vine y/i vi'. Valenciano y castellano, referencias al vino, al 'venir', a la mirada. La muestra, en 'Punt de Gust' (calle Navarra, 16, Burjassot), puede visitarse de lunes a viernes (mañana y tarde) y sábados por la mañana.

La obra de Mayol es cada vez más estilizada, busca la levedad y la delicadeza sin perder por ello, antes al contrario, la intensidad expresiva. Sus retratos, paisajes, bodegones te transportan al microcosmos interior de la artista: todos estos acrílicos y acuarelas son una indagación de la pintora en su propia biografía emocional, a modo de pasajes del alma.





Ana Mayol
Pintora
Profesora de Bellas Artes por la Escuela Superior de BBAA de Valencia


TEXTO QUE ACOMPAÑA Y COMPLEMENTA UNA OBRA COMPUESTA POR CINCO RETRATOS/ACTITUDES DE UNA MIJER EN DIFERENTES EPOCAS DE SU VIDA

… poco después de nacer ya dio muestras de viveza, expresividad, intuición.
Eran indicios de lo que pronto definiría su carácter: temperamento enérgico, hipersensibilidad y una gran inteligencia.

Sabemos, actualmente, que esas cualidades requieren una forma de educar que permita su adecuado desarrollo y un grado de libertad que no frene o impida el crecimiento intelectual. Actualmente lo sabemos, sí, pero ella se adelantó a su tiempo naciendo a principios del siglo XX, cuando las niñas eran -generalmente- educadas de forma estricta, coactiva, gregaria, gris… porque, a fin de cuentas, lo que se pretendía mediante esa educación era obtener futuras mujeres sumisas, obedientes, abnegadas, sufridas, discretas, puritanas, hogareñas, hacendosas… cultas y distinguidas -en el mejor de los casos- y temerosas de Dios, de sus padres, de sus maridos… si llegaban al matrimonio. En aquellos esquemas educativos no eran aceptadas cualidades diferentes a  las citadas.

Ciertamente una niña sensible y de corta edad, es fácil de atemorizar, de impresionar. Y, si el proceso es dilatado, se consigue moldear su conciencia, inhibir, deformar la personalidad.

No consiguieron anular tan fuerte personalidad… la inteligencia y el vigor no son fáciles  de eliminar, así que la creatividad inherente a sus cualidades persistió; pero sus reacciones dejaron de ser espontáneas y propias. Su imaginación pasó a ser un elemento enemigo dispuesto a conducirla hacia pensamientos negativos, al sufrimiento con motivo o sin él, al pesimismo y a temer siempre circunstancias nefastas.

Su biografía es casi anónima, aunque fue conocida, reconocida, estimada y valorada, personal y profesionalmente, en su ciudad, en su entorno y en su familia; pero tampoco de eso pudo disfrutar, debatiéndose constantemente su ego natural  con el ego impuesto.
También sufrió porque percibía, por encima de la realidad cotidiana, hasta dónde habría sabido y podido volar si no hubieran cortado sus alas, si no hubieran coaccionado su natural forma de ser, si no hubiera recibido una formación totalmente contraindicada, si no hubieran debilitado aquellas grandes cualidades con las que había nacido.
Y… ¿de qué forma expresar cuánto más ensombreció su carácter la guerra civil?

Así vivió, desde niña.

Y así murió.

Es esta la biografía de una mujer que existió, que no  sufrió  violencia ni hostilidad alguna, sino que un perverso sistema educativo, por sí solo, fue pernicioso para ella.

El caso me lleva a esta reflexión:
Si, aún viviendo en un entorno favorable, basta una educación inadecuada para perjudicar tanto a quien la recibe… ¿cuánto daño irreparable se ha causado, y se sigue causando, a un incalculable número de mujeres, a lo largo de la Historia y en cualquier lugar del planeta? Y, también, ¿cuántas cualidades desperdiciadas, por torpeza, para el conjunto de la Humanidad?

Desde hace décadas sabemos -o todos deberíamos saber- que los problemas de desigualdad, injusticia o violencia solo es posible resolverlos, por vía educativa.
Educando correctamente, ya desde la cuna, a los niños y jóvenes de ambos sexos.
Con frecuencia oímos comentarios sobre el hecho, incuestionable, de que los resultados no son inmediatos.

Por eso pregunto:
¿cuándo empezamos?
¿dejamos ya de perder tiempo?
¿empezamos ¡ya!?

Añado unos versos del Blowing in the wind de Bob Dylan…
In Memoriam de las mujeres cuyas vidas fueron arrebatadas por unos asesinos a quienes ellas en un tiempo amaron.
“¿cuántas muertes son necesarias para saber que ha muerto demasiada gente?






Rafael Prats Rivelles
Escritor y Crítico de Arte.
Director de la Revista Tendencias en las Artes y el Diseño.


CONSIDERACIONES ACERCA DE LA PINTURA DE ANA MAYOL
UNA EXPRESION PERSONAL SIN CONCESIONES

Siempre me ha llamado la atención la extraordinaria economía de medios con que Ana Mayol suele resolver sus cuadros. Esta suerte de minimalismo -entendido éste en un sentido amplísimo- es quizá una de las constantes más destacadas de su trabajo artístico; constante que implica una claridad de ideas sorprendente en la actitud de enfrentamiento al lienzo en blanco, sobre el que se lanza con una aparente facilidad, como quien salta al vacío con la certeza de que le van a responder las alas de su imaginación y de su sensibilidad.

No es Ana Mayol precisamente un caso de temor al vacío, como sucede a numerosos pintores que necesitan llenar el cuadro de formas y colores para asegurar su propuesta plástica en una especie de composición bien asentada y fijada. Ana Mayol, por contra, acepta el espacio plástico que le propone el propio lienzo en blanco y, sobre él, traza sus líneas e imprime sus manchas, estableciendo una estructura bien relacionada capaz de no propiciar derrumbamientos.

Me confiesa la autora que su pintura parte de la música. Observo, efectivamente, ciertos rasgos fónicos, cuyo timbre suena en el interior del espectador, produciendo una llamada de atención para sumergirse en una melodía placentera de formas y colores. Pero, en el fondo, creo que la pintura de Ana Mayol arranca en ella misma, sin demasiados intermediarios.

La base formal de la pintura de Ana Mayol se halla contenida en establecer relaciones entre líneas y manchas con el propio cromatismo. Su caligrafía gestual no renuncia a posibilidades de evocación inorgánica, en juego arriesgado que genera un apreciable conjunto de tensiones. Se sitúa así una dinámica que otorga vitalidad al cuadro.

Nos hallamos ante una obra realizada con naturalidad. Ana Mayol trata de enfrentarse al lienzo en blanco cual tabula rasa, en la medida en que esto sea posible, pues lógicamente cuenta con una personalidad y una memoria que terminan por influir en el resultado final.

No obstante, en buena medida, Ana Mayol más que buscar, encuentra, como el propio Picasso decía que le sucedía con su obra. Y éste resulta ser un claro motivo de su expresividad sin contaminaciones ni prejuicios. Tanto es así que podría decirse que la pintura de Ana Mayol es Ana Mayol. Ella vibra en sus cuadros y sus vibraciones impactan en la sensibilidad del espectador.





Marina Pastor
Licenciada en Filosofía.
Profesora de Estética del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia.


FRENTE AL NUMERO EL COLOR

Lenguaje abstracto matemático derrotado por la propia abstracción, Ana Mayol nos ofrece una confrontación personal con el canon clásico gracias a la fragmentación del cuadro. Cada una de las seis porciones de las que se compone su obra introducen una doble posibilidad, ya que pudiendo funcionar de una manera aislada, favorecen también su integración con las demás, operando como continuidades que hacen que la pared pase a ser una parte integrante de la obra, llevando con esto al extremo la paradoja del concepto de límite.

Si el límite es lo que, en este caso, establece la distinción entre lo considerado arte y lo que no lo es, estará marcado desde los "bordes" del cuadro, desde el bastidor o el marco. Ahora estos contornos se han hecho porosos, han permitido que penetre la pared, que quede integrada en la obra fundiendo el arte con la vida, sin que esta fusión se agote en un "ismo", porque la obra de Ana Mayol no está hecha para las clasificaciones, para la petrificación con una etiqueta. Ella necesita ser vivida, porque el discurrir temporal de su acontecer está tramado, como la tela, por experiencias que se conceptúan en los tonos y los matices del color, en su contraste, que se quedan enmarañadas en su textura.

Oposición al molde, porque cualquier molde escapa a la vida en su más pleno sentido. Son las pulsiones, las emociones las que se recorren en las texturas orientándose hacia el dilema: la pintura se define aquí como "contrapunto" al canon, pero integrándolo en la libre gestualidad de los blancos, destacándose en la conjugación de fuerza y suavidad, de potencia y neutralización de esta potencia manifestada por el azul y el violeta respectivamente.

Por todo esto, la subversión tiene ahora el carácter de convencimiento, de la anulación de la fuerza visual de los modelos que se realiza en la pintura de Ana Mayol levemente, pero con firmeza. Tal vez por ello, el espectador debe "dejarse llevar", igual que ella lo hace cuando pinta, por la música, esa música que se puede oír en el rozamiento entre los colores de sus obras.





Rafa Marí
Escritor y Crítico de Arte.


LOS PODERES DE ANA MAYOL

La pintora valenciana Ana Mayol tiene dos poderes sobresalientes. Al menos dos.

Uno, que pinta muy bien. Así como otros artistas van a menos, ella va a más.

Otro, su enorme poder de convocatoria, como pudo comprobarse el pasado 15 de diciembre cuando inauguró en Burjassot 'En Quadro', una amplia, personal y bonita muestra, al tiempo que se presentaba un libro, 'Pinto y punto', sobre su obra y su trayectoria. La sala de exposiciones de la Casa de la Cultura estuvo de bote en bote.





Ana Mayol
Profesora de Bellas Artes por la Escuela Superior de BBAA de San Carlos de Valencia.


COMENTARIO SOBRE MI PROPIA OBRA PARA LA EXPOSICION "PERDON...¿INTERRUMPO?"

La base filosófica de mi pintura se obtiene estudiando y elaborando un profundo análisis a partir de mi obra plástica.

Soy pintora, por eso comienzo por pintar. Sin contaminaciones, influencias, concesiones ni modas; pero se porqué pinto así y no de otra forma. Actualmente estoy escribiendo la teoría que se desprende de mi obra. Su justificación filosófica.

Quizá sea más amplia, más rica en matices que si partiera de planteamientos teóricos de los que obtendría obras deshumanizadas o muertas, de contenidos lineales o frívolos. En cualquier caso serían tristes productos de laboratorio.

Me identifico plenamente con mi obra. Me reconozco viéndola y observo que me estoy pintando a mí misma. Me veo en mis cuadros. Me asomo entre las pinceladas. Soy yo en las pinceladas y a la vez puedo subir a ellas. Grito sobre los amarillos, me quedo en los verdes y me baño en los rojos. Observo en los azules, asciendo y me deslizo por los grafismos. Y me escondo cuando el peligro acecha. Es la vida. La mía. Está ahí.

Detrás de la pintura está la muerte. Es el final de la vida, no otra cosa. ¡Tan pegada a ella y tan inversa! La muerte está en ese lienzo sin pintar. La vida son las pinceladas y no podría existir esa tensión que es la vida sin ese fondo mudo y sugerente que rodea las pinceladas, los colores que viven sobre un fondo que se hace patente, que está ahí.., aunque no diga nada. Como la muerte. Es la tensión entre la vida y la muerte. Es la lucha de la primera por permanecer un poco más sobre la angustiosa certeza de la segunda.

Vivo inmersa en el mundo actual. Con eso es suficiente. No me interesa pertenecer a ningún «ismo».

Cualquier uso teórico «a priori» repercutiría negativamente en el cuadro. No puedo apoyarme fría y conscientemente ni siquiera en mis propios planteamientos teóricos porque tarde o temprano caería en una trampa.

Debo seguir la metodología actual para mantener la autenticidad. Es decir: seguir evolucionando mentalmente y expresándome con libertad, con lo que mi obra evolucionará tanto como yo.

Mi pintura no es más débil; pero sí más vulnerable que la pintura cerebral, junto a obras de ese tipo aparece como un humano entre máquinas.

Me preocupa que mis cuadros, tan abiertos, tan humanos, que no ocultan nada, que no fingen, sean observados por seres frívolos, superficiales, teóricos de todo o viciosos de la teoría, porque buscarán en mis obras -me temo- algo que no van a encontrar. Porque buscarán técnicas, teorías conocidas, virtuosismos decadentes o texturas vanguardistas más o menos puestas al día. Todo ello lo buscarán fuera, por encima del lienzo. Por eso sólo algunos encontrarán la razón de ser de mi obra.

Todo lo demás ¡claro que está ahí!; pero en mi caso al servicio de mi intención, de mi voluntad. Como algo necesario pero no suficiente.

Me interesa la humanización de los seres humanos. Amo el concepto VIDA y siento un profundo respeto por todo lo vivo. Paralelamente odio y desprecio lo que provoque o signifique mezquindad, morbidez...

Mi pintura es vital, soy yo. En mis cuadros no está todo resuelto. En la vida, tampoco. Hay en ellos grandes decisiones, momentos trascendentales y también temores, luchas, intimismos, extroversiones, alegría de sentirse vivo y ese punto de amenaza trágica.

La vida es un concepto intemporal y el lenguaje, consciente o inconscientemente, se adecua a la intención. A un contenido tan profundo corresponde un lenguaje auténtico.

Algo tan complejo, irregular, cambiante y apasionante ha de expresarse retando al tema. En forma de tragedia y de alegría.

Filtrar en el lienzo todo el aporte cultural que proporciona ese pájaro que acaba de pasar volando. Retener en cierta forma su ritmo, su elegancia, su majestuosa brutalidad; PERO: SIN DISECAR AL PAJARO, sin tocarlo, sin manchar su mensaje, sin detenerlo para observarlo mejor, ni detenerme... para no darle una lectura supérflua, frívola...

No, no me pueden servir a mí las coherencias teóricas, las correctas técnicas, los preciosismos, las frías distribuciones espaciales, los academicismos ni los antiacademicismos. Yo no puedo corregir… la vida pasa, no se repite.

Mis cuadros han de ser bellos porque el concepto vida es muy bello. SOLO POR ESO.





Rafael Prats Rivelles
Escritor y Crítico de Arte.
Director de la Revista Tendencias en las Artes y el Diseño.


QUE VUELVA EL SAQUITO DEL PAN

Desde la terraza del apartamento veo los amaneceres mediterráneos, tan puntuales y concretos que diríase hechos a nuestra medida. Nada que ver con los ocasos atlánticos, sobre todo observados en Finisterre; ocasos ralentizados en un océano inmenso, más inmenso -al menos- que nuestro mar. Hasta la línea del horizonte parece allí más lejana, como si le costara cumplir con su función delimitadora.

Ha amanecido hace un par de horas, tiempo que he dedicado a concluir un texto sobre la pintura de Ana Mayol, recientemente premiada por la Federación de Asociaciones de Vecinos. El premio se lo han dado por ser pintora. Lo digo porque ella también practica su amor a los animales. En su estudio alberga una familia numerosa de gatos, todos ellos con nombres de grandes artistas.


He bajado a comprar el pan y el periódico. Era la primera faena del día de Francisco Umbral. El pan va envuelto en una bolsa de papel. Hace poco te lo vendían envuelto en una bolsa de plástico e, incluso ahora, sigue habiendo hornos que insisten en ello.





Carlos Sentí Esteve
Crítico de Arte y Escritor.


COMENTARIO PARA EL CATALOGO DE LA EXPOSCION EN EL MUSEO BENJAMIN PALENCIA 

Desfilando frente al muro donde se sostienen los cuadros de Ana Mayol -muestras de lo cosechado en unos tres años-, se experimenta una emoción más plástica que humana, que, quizás por eso mismo, llega con la voz más sugerente y la cochura más fina hasta nuestra humanidad de espectadores.

Todo, en el arte de esta pintora, es investigación y esfuerzo por tomar parte eficaz en ese parpadeo de estrellas con que, determinado género de personas, tratan de romper la incomunicación en la que vivimos inmersos, de comprender, profundamente la esencia de las cosas.

Bodegones, figuras, paisajes. Y, en todo ello, una norma en la que mandan las manchas de color, sumergiéndonos en cromática musicalidad, en una armonía que se sostiene con disciplina en cada cuadro y cambia bruscamente de sentido en el rectángulo siguiente.

Amarillos, violetas, ocres, sienas, sombras tostadas v ese misterioso y desconocido color carne, que en cada momento se nos sugiere por un manantial distinto, conforman las sabias e inefables manchas humanizadas de la presente colección.





Francisco Agramunt Lacruz
De la Real Academia de Bellas Artes de Córdoba.
De la Asociación Española de Críticos de Arte.


COMENTARIO PARA EL CATALOGO DE LA EXPOSCION EN EL MUSEO BENJAMIN PALENCIA 

Creo con toda sinceridad que el mundo pictórico de Ana Mayol Ballester es original y propio, por cuanto supone un reflejo intimista de su propia personalidad. Rara vez se produce una coincidencia tan manifiesta y lograda entre una sensibilidad femenina tan exquisita con un racionalismo tan firme en su objetividad.

Después de haber recorrido diversos caminos estéticos, la reflexión sobre su propio carácter y sobre sus vivencias personales ha cristalizado en la apertura de su propia vía artística en la que concilia una evidente deformación expresionista y un ordenado rigor cubistizante. Destaca en la personalidad de Ana Mayol una exuberante fantasía creadora, controlada, sin embargo, por un estricto sentido del orden compositivo. Adopta una postura claramente expresionista, para luego abstraer las figuras y las cosas en pura geometría de masas y volúmenes. En otras ocasiones, por el contrario, la complacencia en el sobrio rigor compositivo no le impide subrayar el valor expresivo de las formas.

Lo mejor de la pintura de Ana Mayol es su formidable capacidad de ternura para la sátira. En la pintura expresionista actual se ha prodigado la violencia satírica incluso con ensañamiento; en la pintura de Ana Mayol, en cambio, se produce el fenómeno piadoso y excepcionalmente cualitativo de la dispersión. Plasma una humanidad prepotente con feroz formulación caricaturesca. En ella el individuo forma un bloque compacto con los demás, integrándose en una cadena de cabezas soldadas, que tienen tanto de coro acorde como de muro contestatario.

Ana Mayol ha llegado a esta pintura desde varias actitudes de búsqueda, dudas y planteamientos, como debe ser para quien sienta la vocación y la inquietud artística. En cualquier caso lo importante de esta joven pintora es que, pese al carácter escatológico de algunas de sus obras, existe una gran dosis lírica y poética, prueba inequívoca de una fina sensibilidad empeñada en rescatar la belleza allí donde se encuentre.





Ramón Puig Benlloch
Catedrático de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia.
Profesor de Colorido en la UPV.


PRESENTACION DEL CATALOGO DE LA EXPOSCION EN EL MUSEO BENJAMIN PALENCIA 

Presentar a unos artistas, en este caso dos pintores, a unos espectadores aficionados al Arte, en un país como el nuestro tan exigente en esta materia y manifestación cultural, debido a la gran tradición heredada del pasado y hermoso presente, en que los hijos de esta gran Nación, que es España, siempre dieron ejemplo y nota mas alta en el panorama del Arte Universal, es una tarea difícil, y mucho más si el que lo hace no es un hombre de letras, avezado a expresar sus pensamientos, razonamientos y conclusiones sobre algo tan problemático e importante como es el Arte.

El que se dirige a vosotros a través de este escrito es simplemente otro pintor, un hombre dedicado por entero al bello quehacer del mundo de la plástica, y -como decía un gran maestro que tuve en mis años mozos-: "el artista debe expresarse con los pinceles".

Mas... me veo obligado a hacer esto de hablar de Periche y Ana Mayol, de su obra, de su arte y de sus inquietudes artísticas, por no poderme negar a la petición que me hicieron, y que como Profesor que fui de ellos en la Facultad de Bellas Artes de Valencia, en la asignatura de "Colorido". Les conozco bien y sé mucho del camino que recorrieron desde el primer día en que se plantearon aquello de... "Ser o no ser... artistas" y encontrar su camino en la vida y en este maravilloso mundo que es la pintura.

Decía un gran amigo mío, -no importa su dedicación, ni la manifestación estética a que se dedicaba-, en una charla que le escuché un día ante un gran público: que era el hombre mas feliz de la tierra, aunque había tenido que renunciar a todo, para dedicarse por entero y para siempre a aquello que más amaba y deseaba en la vida, que era su profesión.

Esta entrega, esta dedicación absoluta, esta renuncia sin limites, tratando de mejorar día a día y depurarse a sí mismo a través de nuestro quehacer diario, es según yo creo la única forma de realizarse plenamente y andar por el mundo dando lo mejor de nosotros mismos a los demás, a pesar de que para lograrlo tengamos que dejarnos en el camino, lo mejor de nosotros mismos y a costa de los mayores sacrificios, renunciando a las comodidades, complacencias y bienestar.

Ana Mayol y Periche, una pareja unida totalmente, pues comparten el amor humano y el amor al arte, son el ejemplo de aquellos que les conocen, porque además, a través de una Escuela de Arte que fundaron en su día en la bella localidad de Burjassot (Valencia), se entregan a una nueva juventud ansiosa de conocimiento, formándoles, orientándoles y atendiendo sus necesidades espirituales y plásticas.

De su obra ya hablaron antes que yo críticos de arte, comentaristas de radiodifusión y hombres de letras, y todo lo que de ellos dijeron es positivo.

Para mí, se encuentran ambos en un momento muy hermoso pictóricamente, bello, exuberante y pletórico de plasticidad, en el que el sentido cromático del colores de una riqueza extraordinaria, y en el que la masa y la forma es tratada con una gran sapiencia para ordenar y componer la superficie del soporte, apoyado todo con la línea o dibujo que les ayuda a crear esos bellos ritmos compositivos que posee su obra, no puedo olvidar la gran calidad de sus telas, con esa preocupación que logran plenamente cuando se plantean el mundo de la textura y la materia.
No soy yo quien, para enclavarles dentro de un estilo, línea plástica o trayectoria estética; pero sí afirmaré aquí para terminar:

Que Ana Mayol y Periche, consiguieron en muy pocos años, después de terminar sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de Valencia, una dicción pictórica muy personal, unos valores plásticos extraordinarios en su obra y sobre todo una riqueza cromática en su paleta, que les entronca indudablemente entre los grandes maestros del color del pasado y del presente. Y no olvidemos, señores, que la pintura es color siempre y por encima de cualquier otra cosa o planteamiento pictórico, y que el dominio del color, en sus apartados de valor y tono, matiz y saturación, complementaridad entre ellos, armonía y contraste, son el eje principal de la labor de un pintor.

Si añadimos a todo esto, la gran sensibilidad de ambos y ese gran sentido de la creatividad que ambos poseen para trasladar al lienzo sus propias inquietudes, sentimientos, amor a la vida y mensaje personal, testimonio de sí mismo, habremos llegado a la conclusión final que yo me planteo ante su obra y ante ellos mismos, -pues nunca me gusta olvidarme del hombre, del hombre-artista-,

Ana Mayol y Periche no son ya una promesa para el futuro, son una realidad plástica muy positiva del presente, y dos más entre esta gran familia de los plásticos, con los que hay que contar desde hoy, y de los que espero grandes éxitos y así se lo deseo, para que les sea compensado en parte su gran esfuerzo y entrega al arte, que también es mi mundo.






No hay comentarios:

Publicar un comentario